Lic. Romina Halbwirth, psicóloga – Creadora de HipnoVida @hrominaok
Supongamos que tu cabeza es como un teléfono celular. ¿Viste cuando estás en una videollamada y de repente se traba la imagen, se distorsiona el sonido y no entendés nada de lo que te están diciendo? Bueno, así funciona tu mente cuando la ansiedad se apodera de vos. Y acá es donde entra en escena la hipnosis ericksoniana: el «modo avión» que tu cerebro necesita para resetearse y volver a funcionar en alta definición.
¿Pero qué es la hipnosis ericksoniana? (spoiler: no te vas a poner a cacarear como gallina)
La hipnosis ericksoniana no tiene nada que ver con los espectáculos de TV donde alguien termina ladrando o revelando su amor secreto por el vecino del 5to piso. Es una herramienta terapéutica seria, basada en la capacidad natural de tu mente para entrar en estados de relajación profunda, casi como cuando estás en ese limbo entre el sueño y la vigilia.
Milton Erickson, su creador, fue un psicoterapeuta que entendió que cada persona es única y que la hipnosis debía adaptarse a la forma particular en la que cada mente procesa la realidad. En lugar de imponerle al paciente un guion rígido, Erickson usaba metáforas, cuentos y hasta un poco de humor para facilitar que la persona encuentre sus propios recursos internos.
El cerebro en «modo hiperconectado»: la ansiedad en tiempos de notificaciones
Hoy vivimos en un mundo donde tu teléfono vibra, tu smartwatch te dice que te muevas, la app del supermercado te recuerda que hay ofertas y encima tu amiga del grupo de yoga te manda memes a toda hora. No es raro que tu mente se sienta como un navegador con 57 pestañas abiertas. Y claro, cuando eso pasa, la ansiedad aprovecha para colarse y encender todas las alertas.
La hipnosis ericksoniana funciona como ese «clic» en el botón de cerrar todas las pestañas. Te ayuda a bajar la intensidad del ruido mental, reordenar prioridades y, lo más importante, encontrar la pausa que tu cerebro tanto necesita.
Casos reales: del «no puedo más» al «sí puedo, pero a mi ritmo»
- Mariana, 38 años: Ejecutiva de marketing, su mente estaba como una playlist en modo aleatorio: un pensamiento tras otro sin control. A través de sesiones de hipnosis ericksoniana, descubrió que podía crear «pausas internas» usando un anclaje muy simple: imaginar que tenía un control remoto mental con un botón de pausa. Cada vez que la ansiedad subía, «presionaba» ese botón imaginario y su respiración se calmaba automáticamente.
- Lucía, 45 años: Abogada, mamá de dos adolescentes, y con una agenda que parecía un dominó a punto de colapsar. En sus sesiones, trabajamos con la metáfora de «la red WiFi». Cada vez que sentía que su mente iba a mil, imaginaba que estaba desconectando la red, como si bajara la palanca de un interruptor. Al hacerlo, lograba frenar la rumiación mental.
- Fernando, 50 años: Empresario con insomnio crónico que había probado de todo. Durante la hipnosis, asociamos la sensación de sueño con la imagen de «bajar las persianas de una casa». Al incorporar esa metáfora, empezó a dormirse en menos de 15 minutos, algo que no lograba desde hacía años.
Estos casos reflejan cómo la hipnosis ericksoniana puede ayudar a encontrar esos recursos internos que muchas veces quedan tapados por el ruido mental del día a día.
¿Cómo podés usar la hipnosis ericksoniana en tu vida diaria?
Aunque la hipnosis es más efectiva con un terapeuta especializado y dentro de un encuadre determinado, hay pequeños ejercicios de visualización que podés incorporar en tu rutina:
- El botón de pausa mental: Visualizá que tu mente tiene un control remoto y usá ese «botón» cuando te sientas saturada.
- El «modo avión mental»: Cuando te sientas sobrepasada, imaginá que apagás tu conexión interna por unos minutos para reconectarte después, más tranquila.
- La técnica del suspiro profundo: Suspirá como si estuvieras soltando el peso de todas esas «pestañas mentales» abiertas. Parece simple, pero tiene un efecto poderoso.
¿Un secreto para que funcione?
La clave está en que tu mente crea en lo que está imaginando. No se trata de «hacer fuerza» para que suceda, sino de permitir que las imágenes mentales trabajen a tu favor, casi como si tu mente fuese una pantalla donde proyectás esa pausa que tanto necesitás.
Así que la próxima vez que te sientas enredada en mil pensamientos, recordá que tu cerebro también necesita un respiro. ¿Y si en lugar de buscar más estímulos externos, le das la oportunidad de encontrar su propio «modo avión» interno?
La hipnosis ericksoniana está lejos de ser magia, pero si le das una chance, puede convertirse en tu mejor truco para calmar la mente en este mundo hiperconectado.
¿Te animás a probarlo? Porque si tu mente puede crearse un lío tremendo, también puede encontrar el camino de vuelta a la calma.