Milagros Miceli, investigadora argentina radicada en Alemania, reconocida por la revista TIME como una de las 100 personas más influyentes de la IA en 2025 brindó una charla titulada Lo que nadie dice de la IA en las oficinas de la tecnológica Santex. En la misma abordó el lado menos visible de la inteligencia artificial: el trabajo humano detrás de los algoritmos, los sesgos que nacen antes de los datos y el rol estratégico del sur global en la nueva economía de la inteligencia.
El trabajo de Miceli se centra en estudiar cómo se producen los datos que alimentan los modelos de IA, quiénes los generan, en qué condiciones y qué estructuras de poder moldean esa producción: “Hay una precarización de estos trabajadores, que van a buscarlos y buscarlas en lugares muy, muy vulnerables. Encima hay un discurso detrás de esto que tiene que ver mucho con la filantropía (…): llevamos trabajo a esta u otra población porque no tienen otras posibilidades, entonces la industria de la inteligencia artificial hace posible darles un trabajo (…) Pero hay una intencionalidad de tercerizar a países del mundo donde las normativas que tienen que ver con el trabajo son laxas” asegura.
Miceli también compartió su punto de vista respecto a Stargate, el proyecto anunciado por el CEO de Open AI Sam Altman para el sur argentino: “En el anuncio no hubo precisiones. Dicen “va a venir esta inversión” pero no sabemos ni cómo, ni cuándo, ni quién la va a traer, en qué forma, no sabemos a quién va a afectar, dónde efectivamente (…) ni cuáles van a ser las condiciones que se le va a imponer a OpenAI para crear este mega data center, cuál va a ser el gasto energético y finalmente tampoco sabemos qué nos va a aportar a nosotros y nosotras como argentinos, a nuestra soberanía, qué ganancia le va a dejar”.
“Estos data centers se instalan en territorios específicos, donde se los ceden. Tienen un consumo de agua enorme enorme. Se necesita agua fresca y limpia: no puede ser agua reciclada, ni salada; se necesita agua fresca y limpia. Necesitan litros y litros y millones de litros de agua para sus sistemas de refrigeración” agregó Miceli, haciendo referencia también al vasto consumo energético y las plantas de energía que prometen. “Lo más probable, y eso muestra las experiencias en Chile, en México y en otros países de la región, es que sí instalan plantas de energía, son energías altamente contaminantes. Entonces, no veo ahí tampoco el beneficio. Pero el contraargumento es “bueno, pero es una inversión de 2.500 millones de dólares, no estamos para despreciarla” sentenció
Santex llevó adelante esta iniciativa ya que siempre busca liderar estas conversaciones incómodas para gran parte del sector privado, mostrando su compromiso con un desarrollo tecnológico no extractivista y con las personas en el centro. Esto se da en el marco de un incipiente debate por el proyecto de reforma laboral que el Gobierno presentó este viernes y planea enviar al Congreso Nacional.
“Nosotros nos encontramos como compañía en un lugar donde tenemos una responsabilidad enorme, porque nos dedicamos a la fabricación de tecnología. Ésta ha dejado de ser una conversación técnica y ha pasado a ser una conversación ética. La inteligencia artificial ha traído ese cambio de paradigma, de pensamiento y de mirada sobre qué tipo de ideología tenemos que desarrollar para construirnos nosotros mismos como humanidad en un futuro” aseguró Juan Santiago, CEO y Founder de Santex y miembro del Board de la AI League for Good.